jueves, 30 de diciembre de 2010

“ABIERTOS AL AMOR…”

“Jesús volvió a Galilea lleno del poder del Espíritu Santo, y se habla de él por toda la tierra de alrededor. Enseñaba en la sinagoga de cada lugar, y todos lo alababan” (Lucas 4,14). Me encanta el evangelio de Lucas. Me encanta el Jesús que se nos comparte en esas páginas del evangelio: un hombre que se deja conducir por el Espíritu Santo y vive abierto a su acción. Todo lo hace en el Espíritu. Es el Amor perfecto el que lo impulsa a vivir y a hacer presente al Padre en la vida de todos los hombres.

Me emociona pensar en un Jesús que tiene poder. No en un poder parecido al de Superman o de alguno de los héroes de las tiras cómicas, sino el poder del amor que transforma, sana, libera, perdona y renueva. Ese es el poder de Jesús, el hombre del Espíritu. Y es ese poder al que nosotros debemos dejar entrar en nuestra vida.

Hoy quiero pedirte a ti que lees esta columna semanal que te dispongas a ese amor y que le pidas que renueve todo tu ser, que renueve tu mente para que ya no haya pensamientos negativos que destruyen y te incapacitan para crecer en el amor y tener esperanza; que renueve tus palabras para que ellas tengan la capacidad de tender puentes, de expresar sentimientos de unidad y no sean nunca “golpes” que destruyen a aquel que está con nosotros; que renueve tu corazón para que se vayan el odio, el resentimiento, la envidia y todos aquellos sentimientos que nos hacen enemigos de nuestros propios hermanos.

Ábrete a ese Amor poderoso y dile que así como condujo a Jesús por las calles de Palestina lo haga hoy contigo. Te aseguro que con la fuerza del Espíritu en tu ser todo será más fácil, porque no te volverás a sentir sólo ni abandonado sino que sabrás que Dios está contigo bendiciéndote y dándote lo mejor. Es el momento para cerrar los ojos y hablar con el Padre y pedirle que te envíe el Espíritu defensor, nuestro abogado. No tendrás que andar suplicándole a otro que te valore, que te ame, que te quiera, sino que sabrás que eres valioso y podrás seguir adelante.

En una sociedad tan “inhumana” como la nuestra, -y digo esto porque no merecen otras palabras todas las locuras contra el ser humano que nosotros nos inventamos bajo cualquier excusa. Me duelen las violaciones de menores, las muertes de inocentes, la corrupción que hace que las inundaciones cada año por este tiempo sean la gran noticia, los desplazados, las madres llorando a sus hijos muertos, los “falsos positivos”, los huérfanos llorando a sus padres idos. Eso me duele. Y sé que eso no cambia si tú y yo no nos abrimos al amor de Dios. Es decir, la única posibilidad de que esto cambie es que a nosotros, como a Jesús, nos guíe y nos lleve el Espíritu Santo, el amor perfecto de Dios.

Por eso hoy otra vez te invito a abrir el corazón. No me canso de gritarlo y de predicarlo: Sólo el Amor de Dios puede ayudarnos a ser cada vez mejores seres humanos. Si seguimos viviendo tras del poder y haciendo de la envidia y del egoísmo los valores más importantes les aseguro que no tenemos futuro. Te invito a aceptar a Jesús en tu corazón como el Señor de tu vida y a abrir el corazón para que tu vida sea nueva.

Dile en este momento a Dios: “Señor lléname de tu Santo Espíritu, permíteme tomar conciencia de su presencia en mi vida y dejar que el me conduzca y me lleve hacia Ti. Si, Señor, quiero hoy poder experimentar la paz y la fuerza, el coraje y la ternura, la tenacidad y la prontitud, que tu Espíritu le da a todos aquellos que se dejan llenar por él”. ¡Animo! Hoy es tu día para ser feliz.